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El mar es paisaje permanente de Chile. País con 4300 kilómetros de costas, en los últimos 30 años intrépidos jóvenes han explorado los rincones donde las olas arman tubos o se lanzan con violencia contra arenas o rocas. Son lugares ideales para la práctica del surf.
En la zona norte, las características de las mareas, con vientos permanentes y de gran fuerza, provocan olas cortas, tubulares y con fondo de roca.
En el centro-sur las olas son de punta, largas, perfectas y fuertes. La mejor temporada es primavera-verano, pero es habitual ver durante todo el año a especialistas nacionales y extranjeros.
Varias fechas del circuito campeonato mundial de surf se han realizado en las costas deArica y Pichilemu. Los más afamados riders como Kelly Slater, Peter Mell y Andy Irons, han venido a uno de los países top ten entre los destinos para surfistas, según la revista Viajeros.com.
Dicha categoría ha sido confirmada por el torneo de Tow-In efectuado en Punta de Lobos, con olas gigantes de más de cinco metros de altura, las que fueron montadas por expertos que motivaron admiración y el foco de la atención internacional.
Los spots o zonas de surfeo se transmiten de boca en boca entre los amantes del mar. La comunión entre los deportistas y el océano es poderosa y mágica. A continuación algunos datos para tener en cuenta.
El Gringo: en Arica se encuentra esta ola de clase mundial, que año a año recibe una fecha del circuito profesional ASP. El Gringo quiebra tanto de derecha como izquierda, sobre filosos roqueríos por lo cual es sólo para expertos. Su potencia y forma tubular la han hecho conocida como el Pipeline sudamericano. Encontrarla es fácil pero ingresar en ella es complejo; hay que hacerlo a través de un delgado canal y se recomienda la guía de un surfista local.
El Colegio: es la ola más clásica de Iquique. Se despliega frente a la costanera, en pleno centro de la ciudad, a unos 100 metros al norte de Cavancha. Es fácil de ubicar y de correr para surfistas con algo de experiencia, sin olvidar que su fondo es de roca. Lo mejor es correrla con marea baja.
La Cúpula: tal vez, la mejor ola del Norte Grande. Es una izquierda con fondo de roca, a exactos dos kilómetros al sur de Antofagasta. Con marea baja, una sesión de primera clase está garantizada. El lugar es salvaje, alejado de las muchedumbres, frente al desierto.
Totoralillo: arenas blancas y aguas color turquesa son lo más destacado de esta bella playa de estilo caribeño. Totoralillo está a 15 kilómetros al sur de Coquimbo. Se trata de una península con al menos tres quiebres, todos surfeables. La más popular es la ola sur que rompe sobre un roquerío que enfrenta el molo de las cabañas Tikitano.
Matanzas: 200 metros al norte de Matanzas, un pintoresco villorrio, se encuentra esta ola que, según los expertos, es la más larga y tubular del país. Matanzas es una izquierda que rompe sobre arena, su entrada es difícil y riesgosa, pero el placer está asegurado. Hay alojamiento disponible en mismo Matanzas y un pequeño caserío cercano llamado Navidad.
Topocalma: a pocos kilómetros de la costa de Litueche, se encuentra la entrada a la hacienda Topocalma. Se requiere un permiso especial para ingresar. La hacienda suma kilómetros y kilómetros de olas perfectas, entre ellas El Secreto, El Falso, Topocalma, Tumán y Puertecillo. Esta última es la más conocida, quizás no la mejor pero sí la más constante y protegida del viento. Topocalma es para expertos y para neófitos. Se encuentra a 45 kilómetros al norte de Pichilemu.
Punta de Lobos: esta es la ola chilena más conocida en el mundo. El paisaje es subyugante y hace poco el lugar fue declarado santuario marino. Se trata de una izquierda que llega a recorrer casi un kilómetro. Recomendable para todo surfista, aunque en esta zona el mar es especialmente frío. Queda a un par de kilómetros de Pichilemu.
Buchupureo: la más austral de las olas populares del país. La ola de Buchupureo, un lindo caserío que se ha mantenido por siglos alejado de la civilización, es una izquierda perfecta que rompe sobre un banco de arena a la salida de un pequeño esterito. A Buchupureo se llega desde San Javier y es un point break rodeado de una belleza impactante. La distancia desde Santiago es de 480 kilómetros.